El Desierto
Es el lugar donde se forman los grandes propósitos de Dios
En muchas ocasiones hemos llegado a pensar que el Desierto es el final de nuestros días, y que si caímos en él nuestra vida ya no tiene sentido.
Hoy entenderemos que el desierto es la academia que forjara nuestro futuro.
El Desierto es el encargado de borrar de nosotros todo aquello que nos impedía avanzar, y escribir todo lo que necesitamos para alcanzar al propósito establecido por Dios y así llegar a la tierra prometida para cada uno de nosotros.
En el desierto pasamos varias etapas, las cuales van formando nuestro carácter.
Solo en el desierto descubres quien realmente eres.
Solo en el desierto puedes recibir la ayuda para cambiar tu carácter.
Veamos las etapas que vivió Moisés, antes de ser llamado por Dios para liberar al pueblo de Israel.
Éxodo 2:1-10 (TLA)
2 Un hombre y una mujer se casaron. Los dos eran de la tribu de Leví. 2 Tiempo después ella quedó embarazada y tuvo un hijo. Al ver la madre que el niño era tan hermoso, lo escondió durante tres meses.3 Como no pudo seguir escondiéndolo, tomó una canasta de juncos, le tapó las rendijas con asfalto y pasta de resina, y puso al niño adentro; después fue y dejó la canasta entre los juncos que crecían a la orilla del río Nilo.
4 Sin embargo, la hermana del niño se quedó a cierta distancia, para ver qué pasaba con él.
5 Más tarde, la hija del rey de Egipto bajó a bañarse al río. Mientras caminaba por la orilla con sus sirvientas, vio la canasta en medio de los juncos y mandó a una de sus sirvientas que fuera a traerla.
6 Cuando abrió la canasta, y vio al niño llorando, le dio lástima. Sorprendida gritó: «¡Es un niño israelita!»
7 En ese momento la hermana del niño salió y le dijo a la princesa:
—¿Quiere Su Majestad que llame a una mujer israelita para que alimente y cuide al niño?
8 Y ella contestó:
—Anda, ve a llamarla.
La hermana fue y llamó a su mamá. 9 Cuando la madre llegó, la princesa le dijo:
—Llévate a este niño a tu casa. Aliméntalo y cuídalo por mí, y yo te lo pagaré.
La madre se llevó al niño y lo cuidó. 10 Cuando el niño creció, se lo llevó a la princesa. Entonces ella lo adoptó como su propio hijo y le puso por nombre «Moisés», que quiere decir «Yo lo saqué del agua».
Etapa 1:
Descubres quien es tu pueblo
Éxodo 2:11 (TLA)
11 Años después, cuando Moisés ya era adulto, fue al lugar donde los hombres de su pueblo trabajaban como esclavos. De pronto vio que un egipcio maltrataba a un israelita;
Etapa 2:
Descubres que tus fuerzas, talentos y conocimientos no son suficientes.
Éxodo 2:12-15 (TLA)
12 miró a todos lados, y como no vio a nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.
13 Al día siguiente Moisés volvió a salir, y al ver que dos israelitas se estaban peleando, le dijo al que golpeaba al otro:
—¿Por qué le pegas a uno de tu propio pueblo?
14 Aquél le respondió:
—¿Y quién te ha dicho que tú eres nuestro jefe o nuestro juez, y que puedes mandarnos? ¿Acaso piensas matarme como mataste al egipcio?
Al oír esto, Moisés se llenó de miedo y dijo: «Seguramente ya se supo que maté al egipcio».
15 En efecto, como el rey de Egipto se había enterado del asunto, mandó a buscar a Moisés para matarlo. Pero Moisés huyó y se fue a un lugar llamado Madián. Cuando llegó allá, se sentó a descansar junto a un pozo de agua.
Etapa 3:
Te das cuenta que ya no estas en el mundo, pero todavía no se te nota
Éxodo 2:16-19(TLA)
16 Poco después llegaron siete muchachas a sacar agua para darles de beber a sus ovejas. Todas ellas eran hijas de Jetró, el sacerdote de Madián. 17 También llegaron unos pastores y les dijeron a las muchachas que se fueran de allí.
Pero Moisés las defendió, y dio de beber a las ovejas.
18 Cuando las muchachas llegaron a su casa, su padre les preguntó:
—¿Por qué volvieron tan temprano?
19 Ellas le respondieron:
—Resulta que un egipcio nos defendió de unos pastores. Y no sólo eso, ¡sino que también sacó agua del pozo y dio de beber a las ovejas!
Etapa 4:
Acepta y empieza vivir su nueva vida
En ese momento Egipto salió de su corazón.
Éxodo 2:20-21 (TLA)
20 —¿Y dónde está? —les preguntó su padre. ¿Por qué lo dejaron solo? ¡Vayan, invítenlo a comer con nosotros!21 Durante la comida, Jetró invitó a Moisés a quedarse a vivir con ellos, y él aceptó. Tiempo después, Jetró dejó que su hija Séfora se casara con Moisés.
A partir de ese momento Moisés camina bajo la voluntad de Dios y es instruido en todo.
Y se prepara para ser activado en el propósito de Dios.
Éxodo 3:1-10 (TLA)
Dios llama a Moisés
3 Moisés cuidaba las ovejas de su suegro Jetró, que era sacerdote de Madián. Un día, Moisés llevó las ovejas por el desierto y llegó hasta la montaña de Dios que se llama Horeb. 2 Allí Dios se le apareció en medio de un arbusto que ardía en llamas. A Moisés le sorprendió ver que el arbusto estaba en llamas, pero no se quemaba. 3 Y dijo: «¡Qué extraño! ¡Voy a ver por qué no se quema ese arbusto!»
4 Cuando Dios vio que Moisés se acercaba, le gritó:
—¡Detente Moisés!
Moisés contestó:
—¡Qué pasa, Señor!
5 Dios le dijo:
—¡No te acerques más! ¡Quítate las sandalias, porque estás en mi presencia! 6 Yo soy el Dios de tus antepasados; yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Al oír esto, Moisés no se atrevió a mirar a Dios y se tapó la cara. 7-9 Pero Dios siguió diciéndole:
—Yo sé muy bien que mi pueblo Israel sufre mucho porque los egipcios lo han esclavizado. También he escuchado sus gritos pidiéndome ayuda, y he visto que sus capataces los maltratan mucho. Por eso he venido a librarlos del poder egipcio.
Los voy a llevar a una región muy grande y rica; ¡tan rica que siempre hay abundancia de alimentos! Es Canaán, país donde viven pueblos que no me conocen. 10 Así que prepárate, pues voy a mandarte a hablar con el rey de Egipto, para que saques de ese país a mi pueblo.
Cuando sale completamente Egipto de tu corazón Dios te llama e inicias el propósito por el cual fuiste salvado.